Son el reemplazo estético del ojo cuando el mismo ha sufrido algún traumatismo o enfermedad grave que ha obligado a su extirpación total o parcial. La pérdida del ojo da lugar, además de al cambio estético, a una retracción del saco conjuntival y a deformidades por adherencias palpebrales, por lo que es aconsejable el uso de una prótesis ocular. La prótesis ocular, cuya fabricación y adaptación constituye realmente un arte, debe parecerse en todo lo posible al ojo vivo. La cascarilla o prótesis escleral es una prótesis de delgado diseñado, para usarse sobre un ojo residual sin visión. La prótesis cubre toda la superficie del ojo , restaurando su apariencia natural. Nuestra experiencia de miles de casos y el conocimiento de Antonio Llompart, nuestro Ocularista, nos hacen un referente a nivel nacional.
La digitalización de los procesos de fabricación, así como la búsqueda de la personalización de las lentes oftálmicas mas avanzadas nos han llevado a implementar la solución de toma de parámetros mas avanzada en la actualidad. Los dos fabricantes de mas prestigio mundial, Essilor y Zeiss en investigación y desarrollo de lentes progresivas nos ofrecen todos los recursos necesarios para medir los parámetros fisiológicos y de comportamiento del paciente para así poder fabricar una lente progresiva completamente personalizada de última generación. Centro de rotación del ojo, dominancia ocular, posicionamiento de la cabeza, ángulo pantoscópico y ángulo de Galbe entre otros son algunos de los parámetros que se miden.
Las lentes progresivas personalizadas están estudiadas para respetar la fisiología de los présbitas y eliminar las limitaciones de las lentes multifocales clásicas, tales como el efecto ‘flotar’ y la reducción del campo de visión intermedia-próxima. En su lugar ofrecen una visión clara y nítida con una transición suave entre todas las distancias.
La incidencia de la miopía se ha triplicado en los últimos 60 años con lo que se estima que en el año 2050 un 50% de la población será miope. Además del impacto óptico de la miopía en la visión y los costes asociados a su corrección, la miopía es un factor de riesgo de enfermedad ocular.
La miopía incrementa de una forma exponencial el riesgo de padecer patologías oculares, que incluyen glaucoma, cataratas, alteraciones maculares y desprendimiento de retina. En términos de riesgo en general, niveles, incluso bajos, de miopía influyen tanto en la salud ocular como la hipertensión y fumar lo hacen en la salud cardiovascular en general. Es por ello que disponer de una medida para el control de la progresión de la misma, tendría un gran impacto en la salud visual de la población en general. Las causas de la miopía no se conocen en profundidad, aunque hoy sabemos que en su desarrollo y progresión participan tanto factores genéticos como ambientales. En particular, la baja exposición a la luz natural parece ser un factor desencadenante; la hipótesis de que la luz solar estimula la liberación de dopamina en la retina, un neurotransmisor que tiene un papel muy importante en la forma del globo ocular durante su desarrollo temprano, gana cada vez más fuerza. A su vez, la teoría del desenfoque periférico sigue estando muy presente en los tratamientos de control de miopía de hoy en día.
Los tratamientos usados en la actualidad para el control de la miopía comprenden uno o combinaciones de los siguientes:
- Lentes de contacto de desenfoque periférico. Diversos estudios han demostrado reducir la progresión de la miopía en niños un 59% de media con lentes de contacto de desenfoque periférico.
- Ortoqueratología. El modelado corneal nocturno mediante lentes de contacto especiales también ha mostrado tener una eficacia cercana al 70% para el control de la progresión de la miopía.
- Colirio con atropina 0.01%. Ha demostrado que frena el avance de la miopía en un 50 % en niños de entre 6 y 12 años. Además el empleo de una concentración mucho más baja que las estudiadas anteriormente, minimiza los efectos secundarios ya conocidos de esta medicación, como la fotofobia y la disminución de la acomodación.
La fotofobia y la sensibilidad al deslumbramiento son síntomas frecuentes en pacientes de baja visión, cataratas, albinismo, glaucoma y enfermedades de la retina y mácula como DMAE, retinopatía diabética, retinosis pigmentaria, enfermedad de Stargardt, distrofia de conos y bastones. El paciente refiere un exceso de luminosidad que le produce molestias y pérdida de contraste. Ésto implica una disminución de su agudeza visual. Las gafas con filtros terapéuticos palían el malestar que produce la fotosensibilidad y mejoran el confort visual.
Los filtros terapéuticos no son gafas de sol y únicamente los podrán encontrar en ópticas especializadas en Baja Visión. Además éstos, eliminan la radiación UV, es decir, actúan bloqueando la longitud de onda corta (azul, violeta) que son las ondas dañinas y no permiten que llegue a la retina.
El paciente por tanto, conseguirá mayor agudeza visual y protegerá su retina de la exposición solar, evitando que su patología ocular avance.
Los Filtros más eficaces son los amarillos, naranjas y rojos que son los que absorben al máximo en la región de alta fluorescencia, alta dispersión y corta longitud de onda. Asu vez todos los filtros se pueden graduar en el caso de tener miopía , hipermetropía y astigmatismo.
El queratocono es una alteración de la córnea que produce una distorsión de las imágenes y una disminución de la visión afectando principalmente a adultos jóvenes y adolescentes. El queratocono se produce por un adelgazamiento progresivo del espesor corneal en la zona central y paracentral así como una modificación en la curvatura corneal. De este modo la forma esférica de la córnea cambia por una cónica, originándose un astigmatismo irregular el cual provoca distorsión de las imágenes y disminución de la visión.
La causa exacta de esta enfermedad es desconocida. Se cree que podría jugar algún papel en su desarrollo el mal funcionamiento de las enzimas que ayudan a mantener sana a la córnea. Las anormalidades de la estructura del colágeno que forma la córnea también podrían contribuir en el desarrollo del queratocono. Esta patología es más frecuente en los pacientes con síndrome de Down, pacientes con enfermedades del colágeno y en paciente con alergias severas, presuntamente por el excesivo frotado de los ojos.
En los casos leves o incipientes se puede conseguir una buena visión corrigiendo el defecto refractivo con gafas o lentes de contacto blandas.
En casos más avanzados es necesaria la utilización de lentes de contacto rígidas-gas permeables con diseños específicos para corregir el astigmatismo irregular. El uso de éstas facilitará al paciente una buena visión ya que en esta fase las gafas no proporcionan una correcta agudeza visual. Únicamente contactólogos con amplia experiencia y el instrumental adecuado como topógrafo y paquímetro corneal, están capacitados para el estudio, adaptación, seguimiento y resolución de problemas de este tipo de soluciones ópticas.
En los casos en los que las lentes de contacto no se toleran o no proporcionan una buena agudeza visual, el tratamiento sería quirúrgico con anillos intracorneales cuyo objetivo es regularizar la curvatura corneal y disminuir el astigmatismo irregular.
En la fase final, cuando la patología está muy avanzada, en los casos más graves el tratamiento indicado es el trasplante de córnea.
En cualquier fase, excepto en la final, se puede realizar un cross linking corneal, un procedimiento que ha demostrado su eficacia a la hora de reforzar la estructura corneal y frenar la evolución del mismo.
Ortoqueratología (Orto-K) es el único método de corrección de la visión con el que no es necesario utilizar gafas, lentillas o cirugía para tener una buena visión. Las lentes especiales Orto-K se usan sólo durante el sueño. Mientras dormimos, nuestra córnea se adapta a las lentillas hasta corregir totalmente nuestra visión. Al despertar nos quitamos las lentillas y podemos ver bien durante todo el día.
Las lentillas Orto-K tienen una curvatura interior diseñada a medida para cada usuario. Al usarse por la noche, la capa más externa del ojo, el epitelio corneal, se adapta suavemente a esa forma de la lente. Este cambio de curvatura es minúsculo y no causa ninguna molestia o sensación diferente a una lentilla convencional. Sin embargo, es suficiente para que, tras las horas de sueño, el ojo se haya adaptado a esa curvatura, la de un ojo con una visión totalmente normal. Este efecto dura todo el día y va desapareciendo paulatinamente hasta que el ojo vuelve a su estado original en unos días.
Orto-K tiene una importante combinación de ventajas frente a métodos como las gafas, las lentillas convencionales o la cirugía láser:
- Libertad: Orto-K es el único método que permite una visión perfecta sin gafas o lentillas y una opción perfecta para personas que no quieren o no pueden operarse.
- Reversibilidad: El efecto de las lentes Orto-K es reversible: al dejar de usarse el ojo vuelve a su estado normal. Lejos de ser un inconveniente, debe tenerse en cuenta que cualquier intervención quirúrgica, exitosa o no, tiene efectos definitivos y hay un gran numero de pacientes operados con láser que ven aumentar de nuevo su miopía tras la operación. Con Orto-K el ojo permanece intacto y el paciente es libre de abandonar el tratamiento o incluso operarse con láser si así lo desea.
- Prevención: La gran ventaja de Orto-K es ser uno de los pocos métodos que frena el crecimiento de la miopía en niños y adolescentes. La miopía, lejos de ser una simple “condición” debería ser considerada como enfermedad, no solo por sus efectos sino por las consecuencias potenciales de su aumento. La “miopía magna” (por encima de 6 dioptrías) es la principal causa de ceguera en España según la ONCE. Por eso es muy importante prevenir que la miopía de nuestros hijos aumente. Orto-K es un método idóneo para corregir la vista de niños y adolescentes: no sólo les da libertad para jugar o hacer deporte sino que, sobre todo, ejerce un papel preventivo fundamental.
También la prevención de la progresión de la miopía facilita la posibilidad de someterse a una cirugía refractiva láser en el futuro, puesto que la miopía magna difícilmente puede beneficiarse de este método. Cuanto menor es la miopía a operar, más exitoso y preciso es el resultado de la operación. - Seguridad: Orto-K es un sistema perfectamente seguro y sus contraindicaciones son las mismas que las que pueda tener una lentilla convencional. Simplemente es necesario seguir las indicaciones del especialista en cuanto a uso e higiene. Muchas personas no conocen aún Orto-K, sin embargo, no se trata de ningún método nuevo ni experimental: Orto-K se practica con éxito tanto en Europa como en EE UU desde hace más dos décadas.
Únicamente contactólogos con amplia experiencia, el instrumental adecuado como topógrafo y paquímetro corneal y haber obtenido la certificación necesaria, están capacitados para el estudio, adaptación, seguimiento y resolución de problemas de este tipo de tratamiento.
Decimos que una persona tiene Baja Visión cuando presenta una limitación visual que le dificulta o impide realizar tareas de su vida cotidiana y no puede ser corregida con ayudas ópticas convencionales, medicación ni cirugía.
Las causas de Baja Visión pueden ser congénitas o adquiridas. También puede producirse por lesiones o traumatismos, pero en la mayoría de las ocasiones se presenta en personas de edad avanzada debido a la aparición de enfermedades como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), el glaucoma o la retinopatía diabética.
Podemos clasificar la pérdida de visión según la localización:
- La visión central es la que usamos cuando miramos directamente a algo o para ver los detalles. Las personas afectadas con estas enfermedades tienen problemas para ver la TV, reconocer rostros, coser o leer un periódico, por ejemplo y requieren de sistemas que amplíen la imagen. Enfermedades como la Degeneración macular asociada a la edad (DMAE) o la miopía magna provocan pérdida de la visión central. Ejemplos de las ayudas empleadas en estos casos son: los telescopios, las lupas y los microscopios.
- La visión periférica nos permite ver los objetos que no están dentro de nuestro campo visual central. Nos sirve para orientarnos y evitar chocar o tropezar. Enfermedades como el Glaucoma o la Retinosis Pigmentaria reducen nuestra visión periférica por lo que las personas afectadas por estas enfermedades tienen dificultades para adaptarse a los cambios de iluminación y desplazarse y requieren el uso de sistemas ampliadores de campo como los telescopios invertidos, los filtros terapéuticos para mejorar el contraste de los objetos.